domingo, 17 de diciembre de 2017

¡Mamá, yo también voy....a Lisboa!



Aprovecho que Portugal ha sido premiado como mejor destino del mundo por los World Travel Awards 2017, para publicar este post sobre nuestro viaje a Lisboa hace dos veranos. Reconozco que Lisboa es un destino pintoresco, encantador y romántico para ir en pareja, sin niños...pero ¿dónde voy yo sin mis niños?, ¡pues allí que vamos! También reconozco que es un poco cansina, ese adoquinado en calles y aceras que la hacen tan atractiva a la vista resulta un infierno para los pies. Pero ignorando esto último y metiendo en la maleta un calzado apropiado, realizo un programa de viaje para adaptarlo a toda la familia y el resultado fue excepcional, todos disfrutamos mucho de la vieja Lisboa que tanto tiene que ofrecer y enseñar.

En este caso viajamos en nuestro propio coche y nuestra estancia fue de 3 días y medio.

DÍA 1: 17 DE AGOSTO DE 2016.

Ya la entrada en Lisboa nos deja sin palabras y a los niños alucinando, pues nos encontramos cruzando el puente más largo de Europa, el denominado Vasco da Gama, que atraviesa el Río Tajo a lo largo de más de 12 kms. El puente nos lleva directamente al Parque de las Naciones, donde tuvo lugar la expo de 1.998, y zona donde se encuentra nuestra hotel, el Trip Oriente. No tuvimos suerte con la habitación pues a pesar de estar en la última planta del edificio nuestras vistas estaban orientadas a la cercana estación de ferrocarril, si hubieran estado orientadas al lado opuesto hubiéramos disfrutado de unas impresionantes vistas del río y del puente. ¡Otra vez será!

Llegamos al mediodía y  ya habíamos comido por el camino, así que para compensarles por el kilometraje nuestra primera visita fue al Oceanográfico.


En la entrada nos recibe su mascota, Vasco, y nos da paso a un mundo submarino donde miles de especies acuáticas esperan ser visitadas. Además cuenta con una zona interactiva donde los niños pueden estar un rato aprendiendo a la vez que juegan. Eso sí,en inglés o en portugués. Hay tanto que ver, que se nos va la tarde dentro del Oceanográfico. Si lo pones en tu plan de viaje, resérvale unas cuatro horas.

Volvemos a la luz del día, aunque ya cayendo la tarde, y antes de volver al hotel damos un paseo por los alrededores del Oceanográfico, Parque de las Naciones, la zona más moderna de Lisboa. Si quieres una panorámica desde las alturas debes coger el teleférico, que atraviesa el río Tajo desde el Oceanográfico hasta el puente Vasco de Gama. Esto es un atractivo más para los niños, pero yo reconozco que verme volando sobre el agua no me atrajo demasiado y entonces decidimos no subir. Pero si no os da miedo, ¡ánimo!. Nosotros hicimos el recorrido a pie. Cenamos en un centro comercial cercano y de vuelta al hotel.

DÍA 2: 18 DE AGOSTO DE 2016

El plan del día era visitar el centro de Lisboa. Aunque teníamos nuestro coche en el parking del hotel, optamos por el transporte público, es muy recomendable en Lisboa y solo íbamos a movernos por el centro, con lo cual evitamos problemas de aparcamiento. En la estación de tren, en el mismo Parque de las Naciones, al lado de nuestro hotel, sacamos una tarjeta de transporte por 6 euros cada una, que nos sirve durante 24 horas para metro, bus, tranvía y funicular.

Cogemos el metro que nos lleva directo hasta el centro. Nuestra primera visita fue a la plaza del Comercio, una de las plazas más grandes de Europa, abierta al estuario del Tajo, nos ofrece unas bonitas vistas y un lugar digno de fotografiar. La plaza muy transitada por viandantes, dio cobijo antiguamente al palacio real.
Plaza del Comercio

De la plaza del Comercio nos fuimos a la plaza de Martim Moniz, con la intención de coger el tranvía número 28. Este tranvía, muy famoso para turistas en Lisboa, hace un recorrido por el barrio de Alfama, él más antiguo y típico de Lisboa. Llega hasta el castillo de San Jorge pasando por la Catedral y por el mirador de Porta do Sol. Pero cuando llegamos, la cola para coger este tranvía podía estar en un par de horas de espera. ¡No hay nada más aburrido para un niño que hacer cola!, así que desistimos del famoso tranvía, lo intentaríamos más tarde y nos atrevimos a subir andando hasta el castillo de San Jorge, atravesando el barrio de Alfama.. En nuestra subida, hicimos una parada en la Catedral de Sé, con la suerte de que vimos una parada de bus, y un minibús público que llegaba para descargar viajeros interesados en la Catedral, pregunté al conductor si subía hasta el castillo y ¡afirmativo!. ¡Vamos chicos, sacad vuestras tarjetas de transporte!. Ya sentaditos en el microbús y nuestros pies descansando de ese empedrado, pudimos disfrutar mejor del antiguo barrio de Alfama. A pesar de ser un sitio muy turístico, no ha perdido su esencia, y te encuentras a los vecinos en su quehaceres diarios, los antiguos almacenes, la ropa tendida....¡conserva todo su encanto!


Al llegar a la última parada del bus, nos bajamos y dimos un paseo por los alrededores del castillo. Como llevábamos, como siempre un programa muy ajustadito, decidimos no entrar y dar un paseo bordeándolo. La bajada al centro de Lisboa, la  hicimos andando, para empaparnos mejor de la esencia de este lugar, y porque no es lo mismo bajar que subir, claro. Hicimos una parada en el mirador de Porta do Sol para admirar las vistas que ofrece de Lisboa.

Vistas desde el Mirador


Visitado el típico barrio de Alfama, volvemos a pasar por la plaza Martim  Moniz, ¡la cola para el tranvía 28 seguía siendo interminable! Me sorprende de la paciencia de la que se arma la gente. Como tampoco pudimos coger el número 28, decidimos ir andando a otro de los barrios típicos de Lisboa, el barrio de Chiado. Chiado representa la parte más bohemia de Lisboa. LLeno de cafés, librerías, museos...Y también, como todo aquí,  está en alto. Para afrontar la empinada cuesta, el barrio dispone de un funicular que va desde la Praça dos Restauradores al mirador de Jardim de Sao Pedro de Alcantara, que hace que la subida sea más atractiva. Como llevábamos nuestras tarjetas de embarque, pues ¡pasajeros al tren! El trayecto es cortito, pero como nunca habíamos subido a un tranvía pues nos pareció muy divertido.






El funicular nos lleva hasta el mirador, donde hay una placita con varios puestos de comidas típicas. Tras admirar las vistas de Lisboa desde el lado opuesto al barrio de Alfama, hicimos un alto en el camino y comimos en este lugar. En mesas compartidas comes algo rápido para no poder tiempo de visitas.


Vistas desde el mirador del barrio de Chiado

Chiado alcanza su actividad máxima cuando cae la noche y los cafés y bares abren sus puertas, como vamos con nuestros niños decidimos visitarlo de día, que también tiene su encanto. Visitamos en primer lugar el convento Do Carmo, desde la tienda de souvenirs también puedes observar unas vistas muy bonitas de Lisboa.



En nuestro paseo por Chiado, en la calle Garret,  nos encontramos con la librería más antigua del mundo, la librería Bertrand. La llevaba puesta como visita obligada en mi plan de viaje, pues soy lectora empedernida y eso de estar en la librería más antigua del mundo me apasionaba. La verdad que me esperaba algo  con mucho más encanto, una librería que guardara la esencia de la época, pero no, a pesar de tener a la entrada un cartel que la anunciaba como la más antigua del mundo, una vez dentro no vi nada de esto. Si no una librería amueblada como actualmente lo hacen muchas otras. Aún así, aproveché para echar un vistazo. 



                                                                
    


Tras dar una vuelta por Chiado y empaparnos de su esencia, cogemos un bus urbano (usando nuestras tarjetas de transporte claro) y nos dirigimos a otros de los barrios emblemáticos de Lisoba. El barrio de Belem. Allí la visita programada era al monasterio de los Jerónimos, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.





El Monasterio está muy bien conservado. Dentro de la Iglesia del Monasterio se encuentra la tumba de Vasco de Gama. La visita a su interior nos encantó tanto a nosotros como a los niños. Frente al Monasterio se encuentra el monumento a los descubridores y la torre de Belem. Como llevábamos ya mucho andado y recorrido, decidimos coger el bus de vuelta al centro de Lisboa, y allí el metro para regresar al hotel. Volveríamos al día siguiente para terminar de ver el barrio de Belem, con su torre, su planetario y su museo de la marina. No si antes pasar por la famosa pastelería de Belem, donde hacen un dulce famoso en todo el país y llamado con el mismo nombre "pastel de Belem", una tartaleta de hojaldre rellena de nata, cuya receta solo conocen los pasteleros del local.


DÍA 3: 19 DE AGOSTO DE 2016:

Amanece una mañana gris y fresca. La intención es volver al barrio de Belem para ver lo mucho que nos quedó ayer. Como vimos que había zonas de aparcamiento, decidimos movernos en el coche. En primer lugar visitamos el planetario Calouste Gulbelkian, sitio obligado si vas con niños. La principal atracción del planetario es su gran proyector que simula la vía láctea, y donde unas explicaciones (solo portugués) te van guiando por toda la galaxia.



El planetario tiene también muchos paneles expositivos y es en casi su totalidad un recorrido interactivo, por lo que los niños disfrutaron mucho con esta visita
Tras visitar el planetario otro lugar muy interesante para los niños es el Museo de la Marina, una parte del museo está situado dentro del monasterio de los Jerónimos. El museo cuenta la historia marítima del país, la era de los descubrimientos. Dentro descubrirás la historia del infante Enrique el navegante y la de Vasco de Gama, además de ver las partes de un navío de la época, los uniformes, mapas, planos, etc. El museo cuenta con edificio anexo al monasterio donde puedes ver una colección de todo tipo de barcos reproducidos a tamaño real. Con estas dos visitas los niños disfrutarán muchísimo imaginando ser uno de aquellos navegantes o un astronauta.



Nuestro siguiente punto de visita fue la torre que recibe el mismo nombre que el barrio. La torre de Belem.


 La torre situada en la orilla del río Tajo, es otro de los monumentos que hacen del barrio de Belem visita obligada.

Tras pasar toda la mañana visitando Belem, nos tomamos un descanso para almorzar. Tras ello cogemos nuestro coche y volvemos a Chiado, en un parking público subterráneo dejamos el coche, para seguir descubriendo Lisboa y tantear nuevamente la opción de subir al tranvía 28. El número 28 seguía estando muy solicitado. Optamos entonces por hacer un recorrido en otro número, aunque no nos llevaría por la parte más auténtica y antigua de Lisboa, pero al menos nos quitamos el gusanillo de pasear en tan autóctono vehículo. El conductor, en un portugués bastante entendible nos aconseja coger la línea 25. Hace un recorrido por la parte más señorial de Lisboa, que también está muy bonita, su última parada coincide con la parada inicial del 28, desconocido este dato para muchos turistas, pues se encuentra muy alejada del centro. Así cuando el tranvía 28 llegue a la concurrida plaza de Martim Moniz donde casi todos hacen cola, ya estaréis dentro. ¡Qué suerte encontrarnos con este buen hombre! Dicho y hecho. Subimos al número 25, que nos hace un recorrido, cómo decía, por la otra Lisboa.











Tal como nos indicó aquel conductor al finalizar el trayecto de la línea 25 bajamos del tranvía y esperamos unos minutos la llegada del 28. Muy pocas personas había esperando como nosotros, pues la mayoría de la gente lo espera en el centro. Así que subimos al tranvía para hacer el famoso y tan recomendado trayecto del 28. Un broche de oro para nuestro viaje a Lisboa, nos venimos con una panorámica general de la ciudad cuando caía la tarde.

DÍA 4: 20 DE AGOSTO DE 2016:

Nuestro último día de estancia en Portugal,  y conscientes de que nos habremos dejado cosas por ver, pero con una idea general, decidimos visitar las ciudades vecinas de Sintra, Cascáis y Estoril.

Sintra, es una villa situada en el enclave de un  parque natural, un sitio de cuento, de empinadas calles que nos ofrece la visita a unas impresionantes residencias, donde la familia real y personas de la alta aristocracia pasaban sus veranos. Indispensable visita los palacios Do Pena y el Quinta do Regaleiro.







Cascáis y Estoril, son poblaciones costeras cercanas, que también merecen una visita si estás en la zona. Aunque se han convertido más bien, en destinos turísticos de sol y playa.




Tras las visitas a estas pequeñas localidades, emprendemos el regreso a casa.
Concluyo con que aunque parezca que Lisboa ofrece poco para los más peques no es así. Si organizas un plan de viaje como el que te resumo a continuación, lo pueden pasar fenomenal y sobre todo aprender mucho.

Día 1: Lisboa. Oceanográfico y parque de las naciones (teleférico)
Día 2: Centro de Lisboa, barrios de Alfama, Chiado y Belem.
Día 3: Resto del barrio de Belem, y recorrido en tranvía por los barrios de Chiado y Alfama.
Día 4: Visita a las villas vecinas de Sintra, Cascáis y Estoril.












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